lunes, 6 de octubre de 2014

PIcos Nogales y Xexa por los valles de Riopinos y Gumiel

Salida y llegada: Cuevas (en el concejo de Aller) 
Distancia: 16,7 km

Duración: 7:00 h (sin contar paradas) 
Subidas acumuladas: 1390 m 
Altura Inicial y Final: 800 m 
Altura máxima: 2074 m 
Fecha de realización: 4/X/2014
Dificultad: media-alta
Track de la ruta



La Serranía de las Fuentes de Invierno continúa al este por la del Ajo hasta el Puerto de San Isidro. De ella salen profundos valles orientados al norte asiento de ríos y arroyos que vierten en el río San Isidro. En otra entrada de este blog, donde describimos la ascensión a La Cabritera, seguimos uno de estos valles, el del río Pino, cruzando sus famosas “foces”. Esta vez toca recorrer otros dos hermosos y desconocidos valles que bajan de la misma serranía.

Cruzando el arroyo Riopinos.

 
El de Riopinos arranca en la majada del mismo nombre y está limitado por los Altos de Riopinos (la Cabritera es su monte más alto) a poniente y el Picón de las Rubias al este. El otro, el del valle Gumiel, queda limitado por el picón antes citado y los picos Fuentes y Cotelbu; contiene, además, el grande y hermoso hayedo de Monte la Yana, que se extiende por el mismo valle y las laderas del Cotelbu.

Subiendo a la majada La Varera.

Comenzamos la ruta a la salida de la aldea allerana de Cuevas, justo en la primera curva donde comienza la subida al puerto de San Isidro. Unos metros antes del camino ancho que sale a la derecha, hay un pequeño aparcamiento donde entran un par de coches. También se puede aparcar en el mismo camino al lado de las cabañas situadas en el desvío que cruza el río San Isidro. Nuestra ruta sigue por este desvío y por el siguiente, también a la derecha. El camino ancho desaparece después de la última cabaña quedando una buena senda que, al poco, cruza el Arroyo de Riopinos por un puente de madera. Aunque casi todo el camino debemos seguir en paralelo al arroyo, en este primer tramo, antes de la majada Varera, debemos dar un rodeo para ganar altura.

Mayéu la Varera.

La senda continúa perpendicular al arroyo en dirección noroeste, para girar después al oeste y remontar la empinada ladera en medio de un bosque mixto. Un tramo llano hacia el sur y un posterior giro hacia el oeste nos llevan hasta una solitaria cabaña primero y después a la majada La Varera que posee varias cabañas y prados en uso.

Aquí termina la buena senda y comienza otra invadida en muchos tramos por la maleza. Se coge de frente, después de pasar la última cabaña, evitando el camino que, en este punto, gira a la izquierda y da acceso a unos prados situados al otro lado del arroyo. De nuevo llamamos la atención de las autoridades locales y autonómicas sobre el mal estado de los caminos y senderos de montaña. Si realmente se quiera apostar por el medio rural y por uno de los mejores y atractivos recursos de Asturias, que es la montaña, se debe facilitar su uso responsable creando una red de sendas y caminos señalizados y mantenidos, que fomenten entre los ciudadanos estas actividades de ocio, cultura y salud.

La maleza invade la senda por el valle de Riopinos.

Enseguida perdemos la senda pues se transita mejor bajo el bosquete cercano al arroyo, donde está más limpio. Unos metros más adelante, nos envuelve de nuevo la maleza. Echando mano del GPS buscamos la senda y la reencontramos un poco más arriba. No la abandonaremos mientras sigamos por este valle. Bregando contra el brezo, las escobas y los helechos avanzamos unos 3 kilómetros, escuchando de vez en cuando la berrea de algún macho que apenas se deja ver unos segundos antes de esconderse tras una peña situada en la ladera de La Melera. Los tramos arbolados están más limpios y en la parte más alta del valle la altura del brezo es menor y se camina mucho mejor. Al final del valle encontramos a un espolón rocoso que la senda supera por la derecha dando acceso a la amplia cubeta glaciar donde se asienta la Majada de Riopinos. Queda limitada al oeste por el pico La Cabritera, al sur por la larga ladera de La Xexa (o Jeje) y al este por el collado Riopinos que separa el Nogales del Picón de las Rubias.
Cabaña de cazadores en la majada Riopinos.

En la majada hay una solitaria cabaña de cazadores en buen estado y una peña cúbica de cuarcita (como la Kaaba pero más pequeña y en blanco) que parece recién tallada. Es probable que de ella sacaran las piedras que sirvieron para construir la cabaña.

Toca lo más duro de la subida: remontar los 400 metros que nos faltan para alcanzar lo alto de la sierra. Aunque hay otras sendas, preferimos seguir la que se dirige a la base de La Cabritera, al este. La dura remontada, primero por la senda y después por una zona herbosa cruzando un par de pequeños pedreros, nos sitúa en lo alto de la sierra dando vista hacia poniente donde está el puerto de Vegarada y, al otro lado, un sector amplio de la Cordillera Cantábrica (picos Morala, Huevo, Faro, Llastres, Fitona, Morgao, etc, llegando la vista hasta el Estorbín). Más atrás vemos Peña Celleros y Brañacaballo. En dirección contraria tenemos la gran cuerda entre Peña Mea, pasando por el Retriñón, hasta el majestuoso Torres. Siguen la Peña el Viento y la Rapaína. La vista llega hasta los montes de Redes y Ponga (Campigüeños, Tiatordos, Peña Ten) y, más allá, hasta los Picos de Europa. A lo lejos la impresionante mole del Espigüete en Palencia. Esta descripción, en realidad, corresponde a las vistas desde el Nogales, pero es casi idéntica a la que obtendremos desde cualquier otro punto alto de la sierra.

Altos de Riopinos (La Cabritera) desde la arista que nos llevará al Jeje (Xexa).

La Xexa (Jeje) y el Nogales. Al fondo a la izda vemos el Torres.


Por terreno mismo de hierba y piedra suelta de cuarcita cresteamos la sierra, pasando al lado de una pequeña cantera de piedra rosa y plana, hasta alcanzar el pico La Xexa o Jeje desde donde tenemos una buena perspectiva del resto de la Serranía de las Fuentes de Invierno y de la Sierra del Ajo (Nogales, cerca, El Oso, Fuentes, Laverde, Toneo, siguen las pistas de esquí de Riopinos de León, y los picos Agujas y La Cuerna). Nos paramos unos momentos para hacer fotos y continuamos un corto descenso hasta el Collado Verde que separa La Xexa del Nogales. La pequeña remontada subsiguiente nos sitúa sobre las blancas peñas cuarcíticas del Nogales, donde paramos un buen rato para reponer fuerzas y disfrutar del magnífico paisaje.

La Xexa (Jeje) desde la cima del Nogales.

Al fondo del valle vemos el Mayéu Gumiel. Vista desde el Nogales.

Una hora más tarde reanudamos la marcha bajando por la ladera oriental del Nogales hasta alcanzar el cercano Collado Nogales. Por el camino encontramos afloraciones de inmaculada cuarcita que dejan la senda cubierta de arena y gravilla del mismo color. Este terreno ácido (de la cuarcita) es muy apropiado para el brezo que rellena los huecos entre las piedras. Su bajo porte, condicionado por la altura, el frío y los vientos, amortigua nuestros pasos cuando nos salimos de las sendas. La senda que traemos continúa en la misma dirección hacia el pico El Oso y más allá hacia el Fuentes, que se alcanzan con facilidad como describimos en el libro Recorriendo las montañas de Asturias II. Dejamos el collado Nogales y descendemos por la senda que recorre la ladera norte del pico El Oso hasta alcanzar el collado que forma éste con la Peña del Alba. Después, continuamos el descenso por la ladera oriental hasta alcanzar primero el pequeño circo herboso de Las Llanas y, más adelante, la hermosa Majada del Alba al abrigo de Los Castillones que la protegen por el sur, del pico Fuentes cuya cresta la envuelve por el este y de la Peña del Alba que la resguarda de los fríos y húmedos vientos del oeste.

Majada del Alba con Los Castillones al fondo.

Cabaña en el Mayéu Gumiel.

Los ricos pastos de la majada son sustento de los magníficos caballos y yeguas que encontramos. También vemos los restos de las rudimentarias cabañas que hubo aquí hace tiempo. Dos sendas salen de la majada: la que sube hasta el collado Vildoso, descendiendo después a Brañaredonda y terminando en El Fielado (en la carretera que sube al Puerto de San Isidro), y la que seguimos, en descenso, hacia el Mayéu Gumiel, al norte. Las abundantes y bien arregladas cabañas de esta majada, rodeadas de abundantes y ricos pastos, dan paso al bosque de El Gumiel que más adelante se llama Monte la Yana. La senda se ha convertido en camino bueno que nos sumerge en un mundo maravilloso: las rocas cubiertas de espesos musgos verdes en medio del hayedo y la senda tapizada de hojas marrones impresionan por su belleza.
Bosque de La Yana o Llana.

La ancha senda discurre elevada sobre la margen derecha del arroyo Gumiel, mientras que del fondo del valle nos llega el grato rumor del regato. Más adelante, en pleno hayedo de La Yana o Llana, varias revueltas nos permiten descender rápidamente en poco terreno, para salir después a los Praos de L’Aspra, cerca ya de la carretera que sube al puerto de San Isidro. Varias cabañas en buen estado de conservación y en uso dan servicio a estos prados. La senda se ha convertido en pista apta para vehículos al llegar a la primera cabaña. Después gira a la izquierda para cruzar el río San Isidro por un puente con piso de madera y completa el giro para retrodecer un kilómetro, en paralelo a la carretera, hasta enlazar con el camino de ida en la zona de L’Areal. No queda más que subir a la carretera y finalizar así esta magnífica ruta por estos valles y hayedos alleranos tan cercanos, tan bellos y tan desconocidos.

Lorenzo Sánchez Velázquez









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